¿Debemos confesar diariamente nuestros pecados para ser salvos? | Sola Scriptura JC


Uno de los argumentos más famosos que escuchamos entre algunos cristianos es que debemos confesar nuestros pecados una vez que los cometamos, porque si no lo hacemos perderemos nuestra salvación, es más algunos hasta se atreven a decir que si Cristo viene y tu eres un cristiano genuino, pero cometiste algún pecado en ese momento o antes, te perderás irremediablemente por cuanto Jesús te encontró en pecado. 

La pregunta es: ¿Es esto bíblico? 

¿Debemos confesar diariamente nuestros pecados para ser salvos? 
¿Es cierto que si Cristo nos encuentra en pecado nos perderemos? 

Para responder estas preguntas primeramente reivindicaremos la doctrina de la perseverancia de los santos para poner el fundamento y para hacer algunas aclaraciones al respecto. 

En segundo lugar definiremos en qué consiste la confesión y como se clasifica para luego responder eficazmente a estas preguntas de una manera bíblica y objetiva. 

1. ¿En qué consiste la doctrina de la perseverancia de los santos? Esta importante doctrina bíblica enseña que "Dios preserva a sus elegidos para salvación y les da la gracia, el poder y la provisión para perseverar hasta el fin", sin embargo debemos aclarar que esta doctrina no deja a un lado la realidad de la responsabilidad del hombre en la salvación, sino que enfatiza ambas realidades. 

Dios es soberano en la salvación del hombre y el hombre es responsable ante Dios en creer, obedecer y hacer su voluntad. 

Algunos versículos bíblicos de estas dos realidades.

La Soberanía de Dios en la Salvación
  • Dios es soberano en la salvación del hombre, no depende de nosotros, sino de él. Ro 9:16 
  • Aquellos a quienes Dios conoció (amó), Él los ha predestinado para justificarlos por la fe en Cristo y salvarlos para que sean glorificados. (Ro 8:30) 
  • Dios mismo nos santificará por completo a fin de que seamos guardados irreprensibles para la venida del Señor, Él es fiel, Él hará esta obra en nosotros. 1 Tes 5:23-24 
  • Jesús mismo les da vida eterna a sus ovejas, estás no perecerán jamás porque nadie las puede arrebatar ni de Sus manos ni de las manos de su Padre. Jn 1:28-29 
  • Dios es poderoso para presentarnos sin mancha y sin caída delante de Él. Jud 24 ´
La Responsabilidad del Hombre en la Salvación
  • El hombre debe arrepentirse. Mr 1:14-15 
  • El hombre debe creer en Cristo Jn 1:12;3:16 
  • El hombre debe perseverar para consumar la salvación de su alma. Mt 24:13 
  • El hombre debe ocuparse de su salvación con temor y temblor. Fil 2:12 
  • El hombre debe santificarse cada día a fin de vivir una vida santa para Dios. 1 P 1:15 
  • El hombre debe esforzarse por entrar en el reino de los cielos. 
Estas dos realidades no se contradicen, sino que se complementan entre sí, quizás para nuestras mentes haya alguna contradicción, pero no en la mente de Dios, estas dos verdades fluyen en línea recta hasta encontrarse en la eternidad. 

De manera que Dios es soberano en la salvación de los elegidos, preservándolos y dándoles gracia, capacidad y provisión para perseverar hasta el fin; y al mismo tiempo el hombre es totalmente responsable de su salvación porque quien debe arrepentirse y creer no es Dios, sino nosotros, esto es un misterio en nuestras mentes, pero no en la de Dios, Dios es perfecto. 

Habiendo puesto el fundamento de nuestra salvación respondemos la siguiente pregunta. 

2. ¿En que consiste la confesión y como se clasifica? Hay dos tipos de confesión: la confesión inicial para salvación (como impíos) y la confesión continua de pecados para comunión (como cristianos). 

El arrepentimiento inicial (para salvación) o confesión de pecados para salvación, nos salva una vez y para siempre, pues ésta confesión ocurre una sola vez y es cuando hacemos profesión de fe confesando nuestros pecados a Cristo, arrepintiéndonos y poniendo nuestra fe en Él. 

El arrepentimiento continuo (para comunión) no nos salva de nuevo, sino que nos permite disfrutar de una relación con Dios sin obstáculos, nos ayuda a crecer más rápidamente a la estatura o imagen de Cristo, nos ayuda a llevar más frutos y nos ayuda en nuestra santificación progresiva. 

No diferenciar esto, hace que por cada pecado Cristo tenga que salvarnos una y otra vez, de esta manera prácticamente nadie iría al cielo, porque nadie muere sin pecado, a menos que le de un infarto y muera, justo en medio de la oración de confesión. 

Por tanto, hay dos tipos de arrepentimientos, uno para salvación (que ocurre una sola vez) y otro para comunión (que ocurre en nuestro diario vivir). 

3. ¿Debemos confesar diariamente nuestros pecados para ser salvos? De ninguna manera, pues el sacrificio de Cristo fue perfecto, habiendo efectuado perdón por nuestros pecados pasados, presentes y futuros. 

Al momento de poner nuestra fe en Cristo, todas nuestras deudas de condenación son pagadas por los méritos de Cristo. 

Cuando pecamos lo que perdemos como creyentes genuinos, no es la salvación, sino nuestra comunión con Dios. 

Por esa razón no debemos confesar nuestros pecados diariamente para ser salvos, sino para recuperar nuestra comunión con nuestro Dios y Padre quien no tiene comunión con el pecado y las tinieblas. 

Conclusión: ¿Se perderá un creyente genuino si muere en pecado sin haberlo confesado? 
No, no se perderá, porque nuestra salvación no depende de nuestra confesión diaria, sino del sacrificio perfecto de Cristo hecho una sola vez y para siempre a nuestro favor para satisfacer la ira de Dios (propiciación) y perdonar nuestros pecados para que podamos serle agradables a Dios (Expiación). 

Resumen
  • Dios preserva a sus elegidos para salvación.
  • El hombre es responsable ante Dios en creer, obedecer y hacer su voluntad. 
  • Dios es soberano en la salvación del hombre, no depende de nosotros, sino de él. 
  • El hombre debe santificarse cada día a fin de vivir una vida santa para Dios. 
  • Cuando pecamos lo que perdemos como creyentes genuinos, no es la salvación, sino nuestra comunión con Dios. 
  • Hay dos tipos de confesión: La confesión inicial para salvación (como impíos) y la confesión continua de pecados para comunión (como cristianos). 
  • Hay dos tipos de arrepentimientos, uno para recibir nuestra salvación (que ocurre una sola vez) y otro para conseguir nuestra comunión (que ocurre en nuestro diario vivir). 
  • Al momento de poner nuestra fe en Cristo, todas nuestras deudas de condenación son pagadas por los méritos de Cristo. 
  • Cristo murió y expió eficazmente los pecados pasados, presentes y futuros de los elegidos.

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